Hay decisiones que parecen pequeñas, pero no lo son. Como elegir entre ir a terapia presencial u online. A simple vista es solo una cuestión logística, pero en realidad, dice mucho de cómo nos sentimos, de lo que necesitamos, de cuánto estamos dispuestos a mostrarnos o protegernos. Porque no es lo mismo hablar en una sala con tu terapeuta enfrente, que hacerlo desde el salón de tu casa con una taza de té al lado y el perro dormido en los pies.
Esta duda la escuchamos casi cada semana. No es superficial. Tiene sentido. Por eso hemos decidido contártelo. Como lo haríamos contigo en consulta: con calma, con honestidad y con todo el contexto que necesitas para decidir.
Lo que te vas a llevar de esta lectura (más allá de la típica comparativa)
No vamos a darte una tabla con pros y contras. Este no es ese tipo de artículo. Aquí vas a encontrar una reflexión real sobre:
- Qué cambia de verdad entre una sesión presencial y una online (más allá del sofá o la pantalla).
- Qué cosas hacen que un formato funcione mejor que otro según cada persona.
- Por qué hay quien florece desde su casa y quien necesita cruzar una puerta física para abrir una emocional.
- Cómo es el día a día de la terapia en ambos formatos (desde dentro, no desde fuera).
- Y, sobre todo, un poco más de claridad en medio del ruido de opciones.
Si estás a punto de pedir ayuda, pero no sabes por qué vía, este texto es para ti.
¿Qué cambia realmente entre terapia online y presencial?
El lugar importa (pero no tanto como crees)
Ir a terapia presencial tiene algo ritual. El trayecto, la espera, el ambiente de la consulta. Para algunas personas, eso ya es parte de la sanación. Es una forma de marcar un límite con el resto del mundo.
En cambio, la terapia online juega con otra carta: la de la intimidad elegida. Puedes estar en tu cama, con tus calcetines feos, sin necesidad de miradas ajenas. Y eso, para mucha gente, relaja más que un despacho perfecto.
El cuerpo también habla, aunque sea por cámara
Una de las grandes dudas suele ser: “¿podré conectar igual?”. Y la respuesta, en la mayoría de los casos, es sí. No por arte de magia, sino porque el vínculo terapéutico se construye con la escucha, con el lenguaje, con los silencios compartidos. Y todo eso, bien cuidado, llega a través de una pantalla.
La logística, ese monstruo silencioso
Aquí gana la terapia online: sin desplazamientos, sin aparcar, sin reorganizar media agenda. Ideal para quienes viven fuera, tienen niños pequeños, trabajan a turnos o simplemente no les sobra el tiempo.
Beneficios reales de la terapia online (que no siempre te cuentan)
Te abre puertas sin que tengas que abrir la puerta
La terapia online permite iniciar un proceso incluso cuando la vida se pone cuesta arriba. Cuando salir de casa cuesta. Cuando el miedo al juicio paraliza. Cuando simplemente no quieres que nadie te vea entrando en ningún sitio.
Te da continuidad
¿Te vas de viaje? ¿Te has resfriado? ¿Cambian tus horarios cada semana? No pasa nada. La sesión se mantiene. Y eso, cuando estás en pleno proceso, vale oro.
Te permite elegir a tu terapeuta sin importar la ciudad
Si conectas con un psicólogo de Albacete pero vives en otro punto del mapa, puedes trabajar con él igual. Y si un día pasas por la ciudad, también puedes verte en persona. La barrera geográfica ya no existe.
¿Y por qué sigue siendo tan valiosa la terapia presencial?
Porque salir de casa es salir de ti
Para algunas personas, acudir a consulta es el único momento de la semana donde pueden estar a solas con sus emociones, sin interrupciones, sin niños, sin jefes, sin ruidos. El propio acto de “llegar” ya es terapéutico.
Porque no todo se dice con palabras
El cuerpo, la postura, la mirada. Todo eso también habla. Y aunque se puede leer por cámara, en consulta se percibe de otra forma. Hay una sintonía distinta. Ni mejor ni peor. Solo distinta.
Porque el espacio terapéutico físico también contiene
La consulta está pensada para eso. Es un lugar que no es tu casa, ni tu oficina, ni tu cafetería de siempre. Eso da permiso interno para hablar desde otro lugar.
¿Cómo saber qué te conviene más?
Pregúntate con honestidad:
- ¿Tengo un sitio tranquilo donde pueda hablar sin miedo a que me escuchen?
- ¿Me vendría bien salir de casa para “obligarme” a cuidarme?
- ¿Me agobian las pantallas o me relajan?
- ¿Necesito flexibilidad o estructura?
Y recuerda: puedes probar y luego cambiar. La terapia no es una condena. Es un espacio vivo.
Preguntas que nos hacen siempre (y respondemos sin rodeos)
¿La terapia online es menos eficaz?
No. Los estudios son claros: funciona igual de bien. Lo que importa es el vínculo, no la silla.
¿Se puede cambiar de modalidad a mitad del proceso?
Sí. Puedes empezar online y luego pasarte a presencial. O al revés. No hay reglas rígidas.
¿Y si no conecto con el terapeuta por pantalla?
Dale un par de sesiones. Si no fluye, háblalo. A veces es cuestión de ajustar. Otras, de encontrar otro formato. En Los Llanos Psicología lo revisamos contigo sin problema.
¿Puedo hacer terapia online desde cualquier sitio?
Sí, pero asegúrate de que sea un sitio seguro, donde puedas hablar con libertad. Algunos pacientes incluso hacen la sesión desde el coche.
En realidad, no va de pantalla o sofá. Va de ti.
A veces, nos perdemos en los detalles: el horario, el formato, la conexión… y se nos olvida lo esencial: que estás decidiendo cuidarte. Sea como sea.
En Los Llanos Psicología te ayudamos a elegir lo que mejor se adapte a tu momento. Sin recetas. Sin fórmulas mágicas. Solo escuchando lo que necesitas.
Porque lo importante no es el dónde. Es que empieces.